Loving Pablo

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Loving Pablo

Las comparaciones son odiosas, sí —para quien queda detrás—, pero también en la mayoría de las ocasiones inevitables. El último film de Fernando León de Aranoa,«Loving Pablo”, es el caso.

Y es que el director madrileño, se empeña en insistir en contarnos la vida y milagros del narco colombiano Pablo Escobar, figura que, no sé por qué razón, últimamente ha sido de especial atractivo para las productoras audiovisuales internacionales. Así que, en principio, ponerse a competir con la todopoderosa Netflix, por ejemplo, no resulta muy aconsejable, y más si no se tiene ningún ángulo nuevo desde el que apuntar.

Apoyado en una producción generosa, y un reparto de actores de primera fila, León de Aranoa se limita a sintetizar en 120 minutos, la misma historia que las series televisivas de moda nos desarrollaron hasta la saciedad, con todo lujo de excesos, en docenas de horas de metraje.

Pero el ¿error? de oportunidad a la hora de realizar la película, no resulta lo más grave, el problema es que el relato no nos ofrece más, sino (como diría aquel) menos. Personalmente me esperaba del excelente director de «Los lunes al sol«, un punto de vista diferente, que trastocara la americanada comercial y complaciente para el espectador, que se nos ofrecen en las cadenas de la televisión de pago, que para eso son de pago, para no incordiar con propuestas incómodas.

Estaremos de acuerdo que los distintos relatos de unos mismos hechos biográficos, han de tener muchos puntos en común, naturalmente, pero la interpretación de esos puntos siempre será subjetiva, si se trabaja con honestidad; de forma que el discurso de un historiador a otro, diferirá de la perspectiva social e ideológica de quien estudie esos hechos. Así que, a mí, me parece decepcionante que el excelente director de tantos filmes comprometidos, coincida punto por punto con los guionistas de las nuevas plataformas ultracomerciales.

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Como un selfie a la superficialidad del tópico

Lo dicho, la película no aporta ningún punto de vista esencialmente diferente del que las versiones más industriales nos ofrecen. Para este viaje no hacían falta alforjas, mi admirado Fernando… ni tampoco Bardenes, ni Penélopes, por mucho oficio que pongan.

Esperemos que no sea una deriva definitiva y el próximo trabajo, como de costumbre, esté por encima de lo meramente correcto; y ya de paso esperemos que a alguien se le ocurra ofrecernos una versión más allá del panfleto oficial de tan singular personaje del narcotráfico, de la política o de la sociedad… no solo colombiana.

Un comentario sobre “Loving Pablo

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  1. Parece que está de moda esto de la droga, en el cine, me refiero. El futuro del cine comercial fuera de las plataformas de internet tiene mala pinta, porque conseguir en las salas de cine las audiencias a las que llegan ellas, lo veo muy complicado. Así es que dentro de unos años ya veremos como acaba todo esto del negocio del séptimo arte.

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