
He de reconocer que el cine fantástico no es mi preferido precisamente, y aún así, “La forma del agua” del mexicano Guillermo del Toro, si bien podemos decir que no me ha llegado a interesar, sí que al menos me ha entretenido. Que siempre es de agradecer.
Una forma de comunicar que no sé si en realidad es un simple relato infantil, o detrás de la sencillez, esconde una sintaxis llena de simbología. Supongo que esto está preconcebido con la suficiente inteligencia, como para que el espectador complete con su imaginación la retórica que crea más conveniente.
Aunque mucho me huele a mí que la retórica más importante reside en la recaudación. Para esto, la película está perfectamente pergeñada como un producto comercial de lujo, una producción impecable, un guión con sus toques emotivos, dirigidos tanto a incidir en la soledad de individuos singulares, sobretodo; así como guiños cómplices a la discapacidad, a la clase obrera, a la vejez, o a la irredenta casta política.
Unido a la dirección sólida del mexicano, consiguen el producto que triunfa en el mercado, y que lo hace ademas dignamente asumible, en cuanto -como es preceptivo en el género- al inverosimil relato de sus personajes.
Enhorabuena a los amantes del cine de fantasía, esos que tienen la suerte y la capacidad de que su imaginación los transporte a los mundos oníricos de la felicidad. A mí, pragmático pedestre de la calle, la ñoñez se me suele hacer bola.
Conseguir que entretenga un cuento increible ya es un logro. Hasta a Boyero le gustó …
Me gustaLe gusta a 1 persona
La vi!!! Pero que decir, a mi si me gusta el cine fantástico, pero sacando la rara relación y la competitividad de naciones, no le encontré mucho más. Eso si, entretiene, de eso no hay duda.
Me gustaLe gusta a 1 persona