La culpa ajena, versión española

Aprovecho el título del film de Griffith, tomado lo más sarcásticamente posible, porque en este comienzo de año, leo que, como siempre, el gremio del cine español anda llorando a moco tendido, por la catástrofe economía que les resulta hacer películas (por la catástrofe cultural, no).

El presidente de los peliculeros, ha dado cifras de los primeros meses, y el descenso en producciones patrias parece que ha sido considerable. Y es hora de echar la culpa a todo el que se menea. La administración no subvenciona lo suficiente, las descargas por internet son la ruina de la industria –aunque el gordo esté a la sombra desde hace meses–, las televisiones contribuyen obligadas, poco y de mala gana, y el público es medio tonto y no sabe que tiene que ir al cine más frecuentemente a dejarse los correspondientes euros.

Torrente 4, la mayor recaudación de taquilla

Repasando las producciones del año pasado, veo que la mayoría me resultan totalmente desconocidas, no sé donde puñetas las habrán estrenado. De las que sí conozco, la mayor parte son bodrios, hechos con poco oficio, pero menos ingenio todavía, más pensando en cómo amortizar el coste –vía subvención pública, claro–, que en hacer algo parecido al arte.

Si nos quedamos con que la película de mayor éxito ha sido la enésima entrega de “Torrente”, que los filmes de Almodovar siempre tienen su público, y que han tenido que rescatar el seudo telefilme de pantalla grande “No habrá paz para los malvados”. Nos dará una idea de los problemas reales del cine español, que no van a ser otros que los que se enumeraban en las Conversaciones de Salamanca en 1955, en las que se concluía con el rotundo manifiesto: «El cine español actual es políticamente ineficaz, socialmente falso, intelectualmente ínfimo, estéticamente nulo e industrialmente raquítico«. Vamos, como ahora, más o menos.

Almodovar, más de lo mismo

Quizás si nos olvidáramos de competir en el campo del cine más comercial e industrializado, donde nadie le hará sombra a Hollywood; si consideramos al espectador como un ser inteligente y dejamos de repetir bufonadas, emulando al peor «landismo» y sus derivados; si nos dejamos de explotar hasta la saciedad la guerra civil; si apoyamos el trabajo modesto y el ingenio brillante, apartando a mediocres y oportunistas, y sobretodo si no nos sentimos fracasados por no hacernos millonarios en nueve semanas y media; quizás, –solo quizás– buscando entre nuestros clásicos y no tan clásicos, encontremos algún punto desde donde retomar una forma de hacer cine, que defina la idiosincrasia propia de nuestra cinematografía. Es solo una idea.

Si bien es cierto, que con esta solución posiblemente nadie se enriquecería, y quizás solo les permitiera sobrevivir –a ellos y al cine–, pero con dignidad. Aunque esta palabra no sé si todavía está en el diccionario.

torrente 4
Santiago Segura y la estrella del momento

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2 respuestas a “La culpa ajena, versión española

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  1. Respeto todas las opiniones, pero tu artículo me parece corto y no del todo justo.
    Hay un problema de mentalidad por parte del público, y encima tienen a una sección de la política española aupando para que el cine español tenga la consideración social que tiene.
    La cultura debe subvencionarse. Los franceses lo tienen clarísimo. Y no todos van a ver sus películas.
    El asunto es mucho más complejo, y el gremio no hace eso de ‘la culpa ajena’.
    Hay muchos culpables. También hay autocrítica entre los del cine español. Pero también debería haber más amor propio. ¿Cómo? Pues No habrá paz… y La piel que habito son peliculones, por ejemplo.
    Saludos.

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