La vida es bella

la-vida-es-bella.jpgDIRECTOR: Benigni, Roberto
PAIS: Italia
AÑO: 1997
DURACION: 115 min
INTERPRETES: R. Benigni, Nicoletta Braschi, Giustino Durango,

La nueva comedia italiana de final de siglo, que de la mano de la productora de los hermanos Cecchi, tan buenos resultados cosechó, toca su techo con “La vida es bella”, apoyada en el director y actor Roberto Benigni, y con la que obtendría varios oscars de la poco reputada, aunque lucrativa, academia de Hollywood.

El film, en tono amable como de costumbre, aborda en forma de cuento infantil, la persecución nazi de los judíos, esta vez en la Italia fascista de Mussolini.

Dividida en dos partes claramente diferenciadas, Benigni representa un joven judío que encarna el optimismo en fechas previas al desencadenamiento bélico.

En una primera parte nos describe el amor apasionado e ingenuo por una joven perteneciente a la más rancia burguesía. La espontaneidad y la simpatía acabarán conquistando a la muchacha.

En una segunda parte, más emotiva, el alegre, ahora librero, se ha casado y tiene un hijo. Los alemanes, como con cientos de hebreos, procederán a detenerlos en un campo de concentración.

El positivismo del padre, hará creer al niño que la prisión es un juego, engaño que mantendrá hasta el final de la contienda.

El tono de fábula infantil para adultos resulta enternecedor y amargo, fórmula que nos hace llegar al fondo de la atrocidad desde el inocente punto de vista de un niño.

Hasta aquí, la idea es excelente, falla Benigni, tanto como director, como actor omnipresente. Por un lado una actuación absolutamente histriónica, queriendo emular quizás a Chapin o al peor Woddy Allen, logra un personaje sin sentido, aún dentro de un lenguaje pretendidamente infantil.

Por otra parte, como todo cuento, una de sus características habría de ser la brevedad. En este caso, la mirada puesta en los galardones internacionales y por supuesto en la consiguiente recaudación, hacen alargar la historia hasta completar las consabidas dos horas. De todo punto excesivas para tan ligera comedia, de tal forma, que el film queda dividido forzadamente en dos partes, completamente diferentes, con poca conexión entre ambas.

Así, una idea excelente se convierte en un trabajo al que le falta espontaneidad, tanto en el guión, como en la sobreactuada interpretación (en cantidad y calidad), acierta en una insistencia melodramática, que no cesa hasta conseguir la justificada lágrima del espectador.

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