Arde Mississippi

Arde Mississippi

Viendo los acontecimientos que nos cuentan los informativos sobre las manifestaciones antirracistas, y su correspondiente violencia policial, en los siempre polémicos EEUU, resulta interesante revisar esta cinta del año 1988 del director Alan Parker, “Arde Mississippi”, ambientada en 1964 y basada en uno de los múltiples episodios racistas que salpican la historia del país de las supuestas libertades.

No sin dejar de apuntar la verdadera preocupación en Washington, como es esa frágil, farragosa y extraña unidad nacional (si es que existe más allá de las guerras internacionales). Una idiosincrasia que en cada estado, siempre nos recuerda a una secesión de hecho.

Con el clásico y magnifico oficio del director británico, se nos muestra un ejemplo de lo que significó y sigue significando no ser blanco en el país de las maravillas. A través de ese estilo típico del cine de Hollywood, donde el fondo puede ser todo lo controvertido que queramos —y aquí lo es—, siempre que ganen los buenos, y sobretodo que sea comercial.

Paradójicamente, la película no nos recuerda el pasado, sino que nos traslada a hoy mismo (Black Lives Matter), donde la supremacía blanca sobre la población de color (a pesar de haber tenido un presidente negro y ahora otro naranja), resulta bochornosa.

#BlackLivesMatter

En cuanto al film, como decía, es aconsejable filtrar los efectos puramente cinematográficos, cercanos al típico thriller entretenido y trepidante, así como la propaganda de la que son especialistas los americanos, dándole la vuelta a sus pecados más vergonzosos: primero, ubicando los hechos en tiempos pasados, más tarde relativizándolos en casos aislados —en este caso los estados sureños—, y luego redimiendo al sistema a base de héroes y superhéroes.

No obstante, salvando esas peculiaridades del cine made in USA, el film merece la pena revisionarlo en estos días de violencia étnica, de esa que se repite, desgraciadamente, demasiado a menudo.