
Sin duda estamos ante una de las películas de moda del momento, posiblemente porque la distribución corre a cargo de la omnipotente Netflix, y poco más. Un film de fórmula humanista, dirigido a limpiar la paupérrima imagen de los productos cinematográficos de la cadena del cable por excelencia.
La elección de un director de cierto prestigio profesional, una temática social y rodada magníficamente en un perfecto blanco y negro, debió parecer suficientemente intelectual a los técnicos en marketing para redimir a la empresa de los bodrios de su catálogo.
Para este trabajo el seleccionado es el director mexicano Alfonso Cuarón, con suficiente profesión a sus espaldas, aunque dispar y poco reconocible. Según leo, parece que elige el campo de sus recuerdos personales en la niñez, en una familia acomodada del barrio burgués de la capital mexicana, llamado «Roma«.
Una familia numerosa, en una amplia mansión de los años setenta, donde una de sus empleadas domésticas resultará la verdadera protagonista de la historia; una muchacha proveniente de ascendientes indígenas, rural y naturalmente pobre. La relación que se nos cuenta entre señoritos y criados, donde cada uno asume con toda naturalidad su rol en la sociedad que le ha tocado, da suficiente de sí, como para desarrollar una trama más que interesante.
Desgraciadamente, en estos tiempos de migraciones y globalización, donde se vuelve a repetir la situación de sumisión laboral, incluso personal, que nuestras mayores vivieron hace un siglo, la mayoría conocemos más o menos de cerca personas necesitadas, venidas, antes del mundo rural, ahora de países en desventaja, que nos hacen comprender lo que representa la ilusión frustrada, la soledad, la explotación, el desprecio, y finalmente la resignación en la mayoría de los casos, o la rebeldía en los menos… de momento.
Pero, no sabría definir por qué, la historia que vemos aquí, acaba siendo más monótona y lineal que emotiva, donde el espectador tiene que poner de su parte el sentimiento que el director ha olvidado, mientras complacía a la productora —o así mismo— con exquisitos planos.

Y eso que siendo en blanco y negro ya parece que tiene que ser buena …
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A mi me gustó mucho, es cierto que por momentos me pareció larga y por otros muy fuerte, pero me gustó mucho esos retratos de gente común. Y si, todas esas diferencias siguen tanto aquí como allá, como hablabamos con Gine el otro día, allá suelen las Cleo suelen ser gente de aquí que se fue a buscar suerte a Europa. Aquí, la clase baja o inmigrantes de otros países más pobres. Y así la historia sigue.
Lo mejor de todo el niñito hablando de sus vidas pasadas, y que su discurso caía en saco roto.
Pero en general me gustó mucho.
En cuanto a netflix, a mi me gusta bastante, hay que elegir que ver, eso es cierto, pero como pasa con todo. Es verdad que no abunda la calidad, pero eso pasa en todos lados. Ahora quizás esta sea una forma de virar para otro terreno más artístico. sera? o solo para conformar a algunos locos cinéfilos? jajajajaja
Y cuanta caca hacia ese perro por favor! jajajajajaja
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Como digo, a mí no me llegó a emocionar, y lo siento porque el tema lo merecía, aunque está en esa delgada línea que si no se acierta plenamente en la dirección, acaba pareciéndose a un culebrón venezolano. No obstante me gustó moderadamente, pero hubiera querido que me hubiera gustado más. Tengo ahora mismo algún ejemplo rondando por la casa, por el que entiendo mejor la situación.
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¿Cuál será ese ejemplo?
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