
Ópera prima de la directora catalana Carla Simón, “Verano 1993” (Estiu 1993), que como resulta frecuente en directores debutantes, vuelca en un guión propio, las vivencias autobiográficas, en este caso, de su infancia durante aquel primer verano iniciático.
La historia de una niña preadolescente, en el período en el que queda huérfana al morir sus padres, quienes veladamente se trasluce que sus hábitos, supuestamente, poco sanitarios les han conducido a ser unas de las primeras víctimas de esa extraña y misteriosa enfermedad, que apareció en la década de los ochenta, entre la gente más vanguardista y que solo nos ha dejado saber hasta el momento, que se llama Sida.
El relato nos señala de forma muy amable, las distintas reacciones de los personajes ante la situación de la menor. Desde la generosa adopción, no sin dificultades, por parte de sus tíos, una pareja joven con una hija algo menor que la protagonista, hasta los más mayores, en los que sutilmente unas veces y bruscamente en alguna otra, se vislumbra un halo de reproche hacia una generación que resultó en buena parte suicida… o suicidada.
Pero el hilo central recae en los sentimientos confusos de la niña, colmada de atenciones y cariño, pero sin sus padres, lo que provocará reacciones de natural soledad y desubicación.
No obstante, a pesar de la simplicidad que implica la cercanía argumental, o quizás por eso, la narración resulta exquisita, los matices ajustados a la mentalidad infantil, y la practica ausencia de moralejas fáciles, —hacia un lado o hacia otro—, hacen que veamos a través de los ojos de la niña la situación tan delicada, expuesta primorosamente.

Como decía, el resultar ser la ópera prima de la directora, y el consistir el film en recopilar sus vivencias de aquel traumático primer verano de ausencias, hacen del trabajo algo muy personal, muy emotivo, y perfectamente resuelto.
Quizás una catarsis necesaria para la directora, que nos deja con las ganas de ver el desarrollo futuro de su trabajo, ya fuera de un contexto tan personal. Ojalá no quede solamente en un excelente primer paso.
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