
De vez en cuando aparecen por estas redes del demonio, pequeños trabajos que en su día pasaron injustamente desapercibidos, salvo para algún festival de esos que hacen de buena samaritana, pero que no siempre remedian el asunto económico.
Es el caso de “Tomboy”, producción francesa —de 2011 estrenada penosamente dos años más tarde—, de la directora Céline Sciamma, y que a pesar de su exiguo presupuesto, o de sus premios en certámenes tan prestigiosos como Berlín, su recaudación, leo que nunca llegó ni a la cuarta parte de su coste. Es el irremediable “premio” de la industria por dirigir películas sin mirar exclusivamente al patio de butacas.
El film es un prodigio de síntesis y concreción. En solo ochenta minutos, logra transmitirnos el sentimiento de confusión y desconcierto de una niña preadolescente, en proceso de descubrir su ambigua sexualidad masculina, dentro de un cuerpo que se transforma rápidamente en el de una mujer.
Laure, la pequeña protagonista, al trasladarse de barrio con sus padres, descubre que sus nuevos amigos la confunden, por su aspecto, con un chico, lo que aprovecha para vivir un corto tiempo dentro de su verdadero género emocional.
El vértigo de verse aceptada tal y como ella se siente —aunque sea por una situación equívoca—, el sentimiento de engaño, el miedo al desenlace; todo ello lo transmite la directora con un lenguaje sencillo, directo y sincero, que nos lleva a una total empatía con el personaje que se está desarrollando en un cuerpo equivocado.
El film, no denuncia ni concluye nada, simplemente nos ofrece una sutil aproximación, sin ningún estudiado dramatismo, a una realidad, que no por ser habitual, tiene todavía fácil solución en nuestra dogmática sociedad.

Por último, destacar cómo la situación personal de la autora, se transluce en la emotividad que irradia, sin ningún atisbo de la morbosidad que frecuentemente se aprecia en otros trabajos sobre este espinoso tema. Sobresaliente ejercicio de eficaz minimalismo.
La sentí nombrar bastante en su tiempo, pero aún no la veo. Los títulos pendientes, como siempre, se acumulan :/
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Que complicado es todo esto del sexo, tiene tantas posibilidades como el café, pero además llenas de prejuicios.
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