
Se podrá reprochar a la película “Rumbos”, uno de los primeros trabajos en largometraje de la directora Manuela Burló, que peca de escasa originalidad, pero nada más. Es cierto que recurre al clásico formato de “vidas cruzadas” que popularizara Robert Altman en su día. Aunque en mi opinión, para hacer un trabajo honesto, la originalidad tampoco tiene que ser un requisito indispensable, si no, por esta misma razón, todo el cine que llamamos “de género” quedaría descalificado. Y por el contrario, en nombre de las vanguardias, uno ha visto muchas tomaduras de pelo.
La directora murciana, delimita el campo de su narración a una sola noche en las calles de Madrid, localizando siempre a sus protagonistas en el interior de los más diversos vehículos que frecuentan la nocturnidad de la ciudad. Dentro del ya mencionado género de vidas cruzadas, nos va mostrando varias historias que se entrecruzan, buscando siempre el lado más humano de sus, en realidad, solitarios protagonistas, tratando de evitar la anécdota vacía.
Historias que empiezan como simpáticas comedias, donde la sonrisa se va transformando en una mueca fría, conforme se van destapando los dramas que persisten detrás del gesto amable al que nos obliga una correcta compostura social. El final —que no se aparta ni un ápice de las normas ya clásicas en el formato—, acaba tornándose en una especie de paradójica tragedia, abierta a la esperanza y el optimismo.
Destacar pues, este tipo de cine —de cualquier signo—, realizado por gente joven, con presupuestos pírricos, que sin esperar ganar ningún gran premio comercial, ni hacerse millonarios en un fin de semana, nos ofrecen un producto, sobretodo, digno. Que no es poco.

«nocturnidad» ja, me encantan las palabras inventadas ;) ¿o ya existía?
Anotada, me gustan las historias cruzadas, al fin y al cabo, todo esta entremezclado en el mundo.
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De toda la vida, ademas es un agravante cuando matas a alguien si lo haces con nocturnidad, así que procura hacerlo de día.
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