Julieta

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Julieta

Parece que Pedro Almodovar cambia de registro por una vez —que yo recuerde—, y deja a un lado sus trasnochadas ocurrencias ochenteras, dando un giro hacia un cine más literario; aunque no es la primera vez que ejerce de adaptador, quizás aquí el objetivo se intuye diferente. En su último trabajo “Julieta”, parte de tres relatos de la escritora canadiense Alice Munro, unificándolos en una sola narración, con un resultado blandito, aunque ligeramente distinto, que ya es algo.

Sin abandonar su estética y colorista puesta en escena, Almodovar nos ofrece un relato pretendidamente serio, con un trasfondo de soledad. Después de largas divagaciones sin mucho sentido, acabamos descubriendo que esto va del sentimiento de abandono, y como no, de culpa, en la figura de una madre —de cualquiera—, al ver volar de su lado a sus hijos; y sobretodo, la incomprensión de estos hacia el dolor que dejan atrás, en quienes ellos deciden que ya no forman parte de su camino. El traumático mensaje tiene reflejo, sobretodo, a través de la interpretación de Emma Suarez, —y en el sexto sentido del espectador—, más que en las forzadas historias que se entrecruzan en forma de variopintos enredos, o en la realización del director, que sigue conservando viejos tics de sus clásicos films-espectáculo, más apropiados para distraer la atención que para empatizar con los personajes.

La irregularidad en el ritmo de la película, donde quizás se noten demasiado sus orígenes de tres relatos, hace la narración poco sólida, dando la sensación de que la mayor parte de su recorrido, divagando de una cosa a otra, sea un simple vehículo para llegar a su tramo final, en el que, en los últimos minutos, la fuerza dramática se hace más sensible y hasta interesante incluso.

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Entre la ética y la estética

La conclusión, básicamente, es la de un film más sobrio que lo habitual en el director manchego, prescindiendo de personajes y situaciones extravagantes con las que asombrar al personal. Ahora estamos ante gente habitual y corriente. Y el resultado, pues eso, una película corriente, un melodrama más, con el único añadido de que el director se llama como se llama.

Un giro pues, que no sé si será solo puntual, pero que, sin ser nada extraordinario, siempre se agradece el esfuerzo por cambiar anticuadas rutinas. El acertado punto final lo pone la voz de Chavela Vargas, lo que nos hace olvidar por un momento las habituales deficiencias de guión y las ególatras excursiones mentales del equipo Almodovar, a la vez que nos recuerda quién es un genio y quién no.

4 comentarios sobre “Julieta

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  1. Tuvo la poca fortuna de coincidir su promoción y estreno con el tema del dinero negro de los Almodovar en Panamá y con tanto ruido creo que Julieta pasó por los cines con más pena que gloria. Por cierto, si alguien la piratea, en este caso no habría problema legal, entiendo, por aquello de que quien roba a un …
    Yo también la veré. Para que a ti casi te haya gustado tiene que ser una peli cojonuda :-)

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