
Última entrega del germano-turco Fatih Akin, director de esos poco frecuentes en las salas comerciales y asiduos de los festivales minoritarios o menos minoritarios, pero en definitiva, de los de difícil acceso a su obra por aquí por las provincias del imperio. Será por eso que los pocos trabajos que le he visto me ha parecido un autor más que interesante.
La obra que le conozco siempre está comprometida, de una forma u otra, con los problemas de las comunidades inmigrantes, tanto en su país de adopción, como ahora en la historia de su origen turco. «El padre» o en su título original «The cut«, pone crudamente en evidencia una parte de la Historia turca, desconocida para la mayoría de los occidentales; desmentida por unos y reivindicada insistentemente por sus víctimas.
Apoyada en la historia lineal de un ciudadano armenio como excusa, Akin relata el genocidio del ejercito turco contra las minorías étnicas durante la primera guerra mundial, en este caso el pueblo armenio.
A través de una fotografía brillante, una amplia primera parte del film nos muestra en un paisaje durísimo, la vida austera de una población conformista y conformada en su pobreza, en su familia y en sus tradiciones religiosas.
La alianza del imperio Otomano con el alemán y el austro-húngaro, en la contienda de 1914 dio paso a una posterior persecución violenta, entre otros, de los armenios cristianos de la península de Anatolia. La cruel represalia acabó en una masacre, por la que muchos de los supervivientes, se vieron obligados a emigrar como pudieron de un país destruido material y socialmente, a tierras más hospitalarias. La propia Alemania o la multirracial América, han sido destinos habituales.

Llama la atención que sea un director de origen turco, quien denuncie sin paliativos la masacre del país de sus ancestros, cuando la posición oficial es la de negarlo. Las trabas y dificultades para su rodaje quizás se puedan resumir en la imposibilidad de contar con actores turcos, ante la negativa de éstos a participar en el proyecto.
Hasta aquí la postura de Fatih Akin, que a la vista de su obra anterior no sorprende, sigue en una línea política valiente y clara; y seguramente también sesgada y partidista. Pero eso es simplemente posicionarse con coherencia.

Cinematográficamente es otro cantar. La utilización de una figura única para dar cuerpo a la narración, el apoyarse demasiado en un guión excesivamente novelado, a través del cual pretende expresar su postura sobre los acontecimientos, hace que el film acabe resultando poco creíble, o al menos no lo suficientemente emotivo. Salvo en las más crudas secuencias, más cercanas al documento que a la ficción, la película se pierde en una dramatización fácil, para terminar en soluciones pueriles.
Un poco frustrante para los que esperábamos más del director, y cansina para los que no esperaban nada. Lástima que algunas partes (casi) arruinen el todo, la Historia lo merecía.

Hace unos meses el Papa habló del genocidio armenio y el gobierno turco se cabreó un montón. Hay gente que está muy jodida y nadie quiere saber nada, porque eso de la geopolítica tiene estas cosas, si no eres un pueblo que tienes algún valor para los que mandan en el mundo no se acuerda de ti ni dios. Bueno, ahora el Papa si que se acordó. Y el Sr. Akin, del que no había oído hablar nunca.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Si no tienes para comprar armas, no eres nadie. Pero ojo si las compras, como Grecia, y luego no las puedes pagar te parten las piernas eh!
Me gustaLe gusta a 1 persona