Après mai

Una película.

Después de Mayo
Después de Mayo

Otra parrafada sobre aquel mitificado mayo del 68. Una etapa que si la vemos sin la suficiente perspectiva, puede parecer incluso ridícula, pero que sin duda, una vez desprovista de la hojarasca, no se puede negar que tuvo sus consecuencias posteriores. Ni mucho menos fueron las deseadas por los más idealistas, pero como siempre, ante cualquier movimiento de revolución —o simplemente evolución—, forzaron a cambios que ahora nos pueden parecer elementales, pero precisamente esa apariencia de elemental, es la que los consolida en la normalidad. Como si siempre hubieran estado ahí. Aunque, en realidad, los cambios solo fueran los previstos por quienes, al fondo, dirigieran el cotarro.

El film «Après mai” (Después de Mayo), es quizás uno de los últimos (2012) que ha aprovechado para explicar una versión —otra más (Bertolucci, Godard….)— de la historia de aquella agitada primavera y sus evoluciones posteriores, más cargadas de circo que de realidad. Y lo hace de forma bastante tópica, aunque su propósito sea precisamente el de la desmitificación. Haciendo hincapié en los —sin duda— manipulados jóvenes, enrolados en una aventura ilusionante por el cambio, que se fue desvaneciendo hacia una síntesis «social acomodada» por parte de la mayoría, o bien con la inevitable exclusión de las minorías más utópicas.

La película trata de hacer un recorrido por la historia de los años inmediatamente posteriores al manido mayo de protestas estudiantiles. Sin duda, acontecimientos tan llenos de sofismas como de buenas intenciones, tan espontáneos como teledirigidos, o tan proletarios como burgueses.

El director peca de ambicioso al tratar de plasmar todo el desarrollo posterior a base de clichés, incidiendo en la deriva de los jóvenes hacia posturas personales conformistas, en la mayoría de los casos, muy alejadas del espíritu con el que se trataba de vender la seudo revolución, no en vano, puramente universitaria. Paradójicamente la clase obrera iba por otros derroteros, sin tanta teoría. Quizás porque el entrar en el ruidoso juego, de «enfant terrible», comprometía el pan de cada día. No sé.

Cuando  fuimos los mejores
¿Cuando fuimos los mejores?

Una historia.

El aula para cien personas, estaba ocupada por más de quinientas, hacinadas en escaleras, pasillos o cualquier recoveco disponible, en un ambiente cargado de humo que se hacía irrespirable, los compañeros, líderes de los distintos movimientos en cada escuela y facultad, arengaban al resto de estudiantes, que respondían con entusiasmo a unas propuestas, que aunque no entendieran demasiado, prometían animar la monótona vida diseñada por los caducos próceres patrios. Era una asamblea. Fuera, los pasillos quedaban diariamente cubiertos por grandes pancartas y murales, que informaban de los últimos acontecimientos en otros centros estudiantiles. Las huelgas, manifestaciones, enfrentamientos con la policía, cajas de resistencia para los detenidos, recitales de músicos comprometidos, eran más habituales en la universidad que la actividad docente, y por supuesto más excitantes.

Más de cuarenta años después, todo aquel «happening» ha quedado para la nostalgia. Aquellos jóvenes del entusiasmo desbordado, terminamos los estudios, nos prostituimos sin rechistar durante nuestra vida laboral, —sin duda con algunos avances sociales y políticos innegables—, y acabamos por jubilarnos mansamente. Los más fieles a sus ideales, desaparecieron en la precariedad. Los que tuvieron menos escrúpulos, tal y como estaba previsto por la “organización, pusieron su vida a disposición del sacrosanto sistema capitalista salvaje, con pingües resultados; o los más trepas están en los aparatos políticos cómodamente instalados. Los demás, los escépticos, los desengañados, o los simplemente cobardes, navegamos en el mar de la mediocridad social, aunque quizás satisfechos de creernos no pertenecer a nadie.

Y también más de cuarenta años después, el modelo de adoctrinamiento manso, parece que está terminando su ciclo. Nuevos líderes, y nuevamente universitarios, vuelven a lanzar proclamas teóricas muy parecidas, reivindican derechos, y exigen al sistema agonizante lo mismo que hace medio siglo. Aquello terminó con un resultado pírrico para la mayoría, y suculentos lucros para los más espabilados. A mí personalmente, me recuerda aquel «après mai» a este «après mai». ¿Terminará igual en el tiempo?.

4 comentarios sobre “Après mai

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  1. Aunque muy criticado, creo que el señor de Ciudadanos tiene su parte de razón cuando dice que nadie de más de 35 años es capaz de remangarse para cambiar las cosas. Lo que él no dice es que de menos de 35 años tampoco hay muchos, y los pocos que hay acaban cumpliendo años y, como tú has explicado muy bien, desaparecen en este sistema que se carga todo lo que molesta.
    Recuerdo hace muuuuchos años, en Paris, a mediados de los setenta, como un primo mio francés me contaba apasionadamente como arrancaba los adoquines de las calles para tirárselos a la policía en aquel mayo del 68. Por aquel entonces él se dedicaba ya a la especulación de terrenos urbanos. C’est la vie, mon ami !!

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