Andamos de comedia en comedia

Andamos de comedia en comedia
Andamos de comedia en comedia

De comedia española, para ser exactos de estas que están últimamente proliferando abundantemente por las ruinosas pantallas de este ruinoso país.

La archicomentada crisis —que hasta la palabra está perdiendo su sentido de tanto repetirla—, está llevando a todos lo sectores de la economía a no reconocer más objetivos que el de la rentabilidad (que en la mayoría de los casos supone únicamente la supervivencia).

La industria del cine no podía ser menos. Y digo la industria, porque el cine es una de esas actividades artísticas que más depende de los resultados financieros. Aquí, en España, después de años y años de protesta, reivindicaciones y paro, parece que se anda buscando una línea por la que tratar de sobrevivir.

Aunque, cuando el director está pensando más en el trabajo de producción que en el de creación, el resultado no se vislumbra como halagüeño.

En tiempos de sufrimiento —aunque los que sufren dudo mucho que vayan al cine—, una buena forma de terapia puede ser el de la comedia escapista. Y a eso vamos. Por curiosidad, he revisionado algunas de las que últimamente han tenido mejor aceptación entre el público, siempre agradecido de pasar un buen rato.

Desde los arriesgados debutantes, la mayoría procedentes de la televisión comercial, hasta los más veteranos, la fórmula es prácticamente la misma: presupuesto mínimo, para un argumento facilón y entretenido. Vamos, más o menos siguiendo la línea clásica de las astracanadas populistas de los Ozores, Martinez Soria,…pues eso, todo un orgullo patrio.

Los más nuevos, “Stockholm” de Rodrigo Sorogoyen, o “3 bodas de más” de Ruiz Caldera, apuestan por un lenguaje atrevido —solo sexualmente—, que conecte con los más jóvenes. En el mismo sentido se mueve el menos nuevo Sánchez Arévalo en “La gran familia española”. Mariano Barroso experimenta el summun del ascetismo en “Todas la mujeres”, apoyándose únicamente en la interpretación de Eduard Fernandez (y así le sale).

Mención aparte para los consagrados David Trueba o Emilio Martínez Lázaro. El primero con “Vivir es fácil con los ojos cerrados” sí que logra un producto digno, sin duda la mejor comedia de esta remesa, gracias sobretodo a su calidad indiscutible como guionista y al saber hacer de la productora familiar. El segundo (curiosamente también de la misma camada), con “8 apellidos vascos”, parece que ha reventado la taquilla; un fenómeno que a mi juicio, pertenece más a esos movimientos de masas incontrolables, que a la calidad del film; entretenido, pero no va más allá de lo correcto.

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En general, las películas mencionadas —que son las que he visto—, incluyendo alguna variante nostálgica, se mueven en los mismos parámetros: el de comedia superficial, tópica y facilona. Más cercanas a un capítulo de serie barata de televisión, que al cine de Billy Wilder, por citar un histórico referente del mayor de los Trueba, en aquel ya lejano Oscar de “Belle Èpoque”.

El resultado de una y otras, depende más del oficio del autor, que del objetivo del producto final, en el que coinciden todas: la cuenta de resultados únicamente. Unos darán el “pelotazo”, otros saldrán endeudados. El trabajo final, para usar y tirar.

Lo curioso —o directamente paradójico—, es que en este momento en el que la situación social y económica hace aguas por todos los frentes, donde precisamente la gente del arte protesta y protesta en los medios de comunicación, en foros, en festivales; después, en sus trabajos profesionales, obvien cualquier compromiso, y se dediquen a un discurso superficial y vacío, con consignas descaradamente comerciales. Esto pudo estar bien ayer, pero hoy, me parece poco.

Hay que comer, claro, pero un poco más de coherencia y dignidad, tampoco vendría mal. Al fin y al cabo, uno es lo que hace y no lo que dice.

4 comentarios sobre “Andamos de comedia en comedia

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  1. Claro esta, porque decir se dice fácil. Por acá sin embargo creo que hay propuestas mejores en calidad, tendré que ponerme a verlas a ver si es tan así como parece o es puro cuento. Ya te diré. Me gusta esto de una reseña para acumular todas las comedias, buena forma, acertada ;)

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    1. He visto a todos quejarse siempre que tienen oportunidad, pero después, no recuerdo ninguna película valiente que refleje su postura. Películas como la del anterior post «Nueve cartas…», por ejemplo, hoy no las veo por ningún lado, ¿miedo a no tener público?, antes iban a la cárcel.
      ¿O es que yo no me he enterado?

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