
Para empezar (o continuar), afirmar que estamos ante una de las películas más deliciosas de los hermanos Coen. Acostumbrados a servirnos sus trabajos tras una inconfundible capa de humor y cariño hacia sus personajes, «Inside Llewyn Davis» no defrauda ni en ese, ni en ningún otro aspecto.
A través de su personaje principal, parece que basado en un «folk singer» de aquellos comienzos de la década de los sesenta, nos relatan su personal versión de la Odisea, o mejor habría que decir de su odisea contemporánea; tras el irónico hilo conductor de un insumiso gato llamado, no por casualidad, Ulises.
Una odisea material francamente corta —un par de días entre Nueva York y Chicago—, pero lo suficiente para que los Coen nos introduzcan en esa filosofía del «héroe» marginal. El viaje no es pues tanto literal, como la alegoría de una opción de vida alternativa al típico y tópico modelo de ciudadano, insertado en un sistema disciplinado y productivo, al que espera su familia frente al televisor como nuevo «reposo del guerrero«.
Muchos jóvenes, —o solo algunos pocos—, se han atrevido a lo largo de generaciones, a saltarse las normas ortodoxas, escritas con renglones claros y definidos, e inculcadas desde la más temprana infancia. El ejemplo que nos cuenta el film deriva hacia el mundo del espectáculo, de la música, de esa faceta cultural en la que lo más fácil es perderse, y volver con las orejas gachas al redil, ya desfasado, como último de la fila.

Pocos llegan, y de los pocos que llegan, la mayoría acaban bastardeando su ideario, engullidos por los principios materiales. Algunos como nuestro protagonista, no llegaron nunca, pero donde el film hace hincapié, es en que Llewyn Davis, realmente sí recorrió su viaje a su utópica Itaca. Podríamos concluir, que ese aparentemente perdedor, en su camino a la derrota, vivió, y vivió intensamente. Algo que la mayoría nunca hemos hecho, nos hemos limitado a recorrer como zombies el camino que va de la cuna a la tumba.
Un canto de ánimo a todos esos «Ulises«, que se aventuran en sus viajes por caminos contrapuestos a los modelos oficiales, caminos secundarios, lejos de las cómodas highways con metas previsibles y programadas en el google maps de la vida.
Cuando te enamoras de las películas, escribes poemas.
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Gracias aduladora
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