
Sí, «Los lunes al sol» es una película de hace diez años, rodada en 2002 por Fernando León de Aranoa y producida por Elías Querejeta (que se nota). Y sí, el hecho de volverla a ver se puede considerar un acto de masoquismo, tal y como pinta el panorama por estos lares.
En su estreno, hace ya una década, no escribí ninguna reseña, simplemente porque no existía el rollo este de los blogs para aficionados petulantes. Si hubieran existido, seguramente me hubiera puesto exquisito, diciendo que estábamos en aquel espejismo del «España va bien«, con una situación de prácticamente pleno empleo, y que ésta temática estaba fuera de su tiempo, que correspondía más a los años ya pasados, o que era simplemente una buena copia cinematográfica del trotskista Ken Loach, o que el cine social tenía que evolucionar y superar traumas del pasado.
O quizás no, porque personalmente diez años antes me había tocado también «disfrutar» del sol de los lunes, por lo que mi identificación con la situación que refleja la película era todavía total y absoluta.
Otros diez años después, mi apreciación tiene que ser forzosamente distinta, ni España va bien, ni existe empleo, ni siquiera cine social que lo reivindique… ni siquiera cine. El desastre económico y social que refleja la película, -no creo que con intenciones premonitorias-, se ha quedado corto, las aterradoras historias que se entrecruzan en la narración, (magníficamente interpretadas, por cierto), hoy son el pan nuestro de cada día, corregidas y aumentadas. Y entonces, nadie lo hubiéramos imaginado, lo dicho «España iba bien».

El aquí incipiente sistema de amplias «clases medias» (aquel que denunciaba Pasolini), a medio camino entre el extinto comunismo y el capitalismo radical -hoy llamado eufemísticamente «neoliberalismo«-, que pretendía reducir las desigualdades entre los más y los menos, (ese estado del bienestar que han disfrutado ampliamente en Europa y que por aquí ni lo hemos olido), se está desmontando a velocidad de vértigo, antes de haberse instaurado. La discusión por un sueldo digno ha desaparecido, si tienes suerte, trabajas por la miseria que te den. A los derechos de asistencia sanitaria, educativa o social les quedan dos días de vida. El futuro de los jóvenes se limita a mañana, y el de los viejos a ayer.
Como ocurre a menudo, la realidad a superado ampliamente a la ficción, menos mal que hace diez años no había blog y no tuve oportunidad de escribir ninguna chorrada pretenciosa (como ésta). Ahora solo me queda recomendar el «replay» para jóvenes sin historia o viejos sin memoria… o directamente para masocas como yo.


Que gran reseña, para una triste realidad. Excelentes tus fotos, que dicen como siempre, tanto!!! Por acá se ve algo parecido en los contenedores, tremendo.
La peli me pareció genial, allá hace tiempo, pero debería volver a verla también ;)
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Paciencia, que «no hay mal que 100 años dure», vendrán tiempos mejores, seguro ;)
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