La obra de Sofia Coppola la conocí con “Lost in traslation”, que aunque pecaba de las deficiencias propias de la directora “hija de”, quizás por motivos puramente personales, me enganchó en aquella intensa descripción de la soledad interior, del aislamiento, y de la comunicación imposible, impuesta por los cánones de un mundo, paradójicamente, superpoblado, aunque irremediablemente hipertrofiado.
Después de aquello, me interesé por su trabajo anterior “Las vírgenes suicidas”, sugestiva, pero aquello me temo que no hablaba ni de ella, ni de mí. La siguiente, una pretenciosa “María Antonieta” me abandonó en los primeros veinte minutos.
Ahora se estrena por aquí “Somewhere”, sin mucho ruido y sin mucha prisa, a pesar de los costes de promoción del año pasado en Venecia. El resultado de mi escéptica visita al cinematógrafo (escéptica, que siempre ayuda a evitar chascos), ha sido una vuelta a los principios y a los defectos de “Lost in traslation”
La “hija de” destapa el fondo de la nada que supone el éxito, hasta llegar al vacío. Y lo hace como pocos. Si en su obra anterior desnudaba también aquellos “artísticos triunfadores sociales”, aquí lo vuelve a hacer en el propio Hollywood, –con nombres, aunque sin apellidos–, y supongo, que la niña, de vidas vacías e impostadas sabe un rato.
No acabará “Somewhere” como una película para la posteridad, seguro, pero si somos un poco tolerantes y rebuscamos entre su ritmo excesivamente lento, su falta de intensidad y sobretodo, sus clichés esteriotipados hasta la ingenuidad, encontraremos interesantes matices que llegan al más profundo interior, en este caso de sus divinizados personajes. Pero ¿quién no ha pasado por los efímeros minutos de alguna modesta gloria de pacotilla?.
Queda como consuelo –más bien, coña–, el comprobar que el follar desenfrenadamente con mujeres despampanantes, incluso sacadas directamente de Penhouse, conduce a un vacío existencial irremediablemente,… siempre es un consuelo para los que pasamos necesidad.
Ángel Lapresta: Cinéfilo del siglo veinte 
Bastante de acuerdo. Yo la ví con un poco más de ganas porque de las que había visto de ella (Perdidos en Tokio y María Antonieta) me habían gustado; de esta además se decían puras genialidades pero, vamos, que es bien aburrida. Suelen gustarme los films contemplativos pero que tengan algún significado, esta no me produjo nada y concuerdo que está plagada de clichés.
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Veo que me gustó un poco más que a tí, y es que actitud no se le puede negar a la mujer, pero aptitud…. Será que sigo prefiriendo la «c» a la «p».
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