DIRECTOR: Saura, Carlos
PAIS: España
AÑO: 1980
DURACION: 99 min
INTERPRETES: Personajes reales
En pleno periodo de cambios personales y profesionales (separación de Geraldine Chaplin, últimas películas con Querejeta,…), las innovaciones en el cine de Saura se convierten en una constante que marca cada uno de sus nuevos trabajos.
Con “Deprisa, deprisa”, parece volver a sus orígenes de “Los golfos”, con un filme rozando el documental, instalado en el realismo del que había intentado evolucionar durante años, hacia un concepto más psicológico, más profundo de sus personajes, sin distracciones anecdóticas, y que habían hecho de su cine una obra difícil y elitista.
En muchos aspectos, «Deprisa, deprisa» es la búsqueda de unas nuevas bases para un nuevo arte popular actualizado. Porque, Saura, parece plantearse hacia dónde buscar lo popular una vez desaparecida la dictadura; cuando los valores se han desdibujado y la ideología ha quedado desbordada por todos los lados por la brutal realidad de la sociedad de consumo.
No obstante, Saura necesita explicarse más allá de la mera lectura superficial, buscando la profundidad de sus personajes y la sensación de naturalidad, para lo que se basa en material de documental, convive con sus protagonistas y utiliza actores no profesionales que interpretan sus propios papeles en la realidad; consiguiendo dejar tras la palabra fin, la brutal y dura sensación de la seca realidad del moderno “cuarto mundo”, subproducto marginal de la “panacea” que nos vende la sociedad liberal-capitalista.
Hay que hacer especial mención en ésta película a la música, que se convierte en uno de los elementos substanciales de la narración, porque aunque Saura evita cualquier juicio moralizante, nos proporciona mediante las canciones que los protagonistas oyen, no sólo su ritmo de vida, sino también buena parte de sus referencias culturales, su sentido de la libertad, del amor. Incluso el título y alguno de sus personajes están sacados de éstas músicas evolucionadas desde los márgenes del flamenco más bastardeado, que ubica a sus personajes como emigrantes del sur, y refleja con formidable energía su mundo marginal.