DIRECTOR: Rohmer, Eric
PAIS: Francia
AÑO: 1972
DURACION: 93 min
INTERPRETES: Bernad Verley, Zouzou, Francioise Verley
Rohmer cierra su ciclo de Cuentos Morales con “El amor después del mediodía”. A modo de epílogo de la serie, las tentaciones y divagaciones éticas de los protagonistas anteriores, aquí se hacen cotidianas para el espectador, tanto por lo explicito del tema, como por la inmediatez del ambiente, ahora no es el católico obstinado de “Maud”, ni los bohemios de “La Coleccionista”, ni el snob de “Clara”, ahora es un abogado en Paris, viviendo acomodadamente en una ciudad dormitorio, con una esposa de educación universitaria, dos hijos… demasiado cerca de la vida real.
En un prologo donde nos presenta a Frederic, su vida de pequeño burgués o su matrimonio con Heleine, incidiendo sobretodo, durante su viaje diario en metro, en el concepto que éste tiene sobre las mujeres: sensuales, misteriosas y atractivas aparentemente, pero quizás peligrosas para él, íntimamente. En una secuencia onírica durante el mismo viaje, (extraña a la vez que reveladora en la obra de Rohmer), Frederic sueña con la rendición a sus pies de todas aquellas mujeres a las que se lo propone. Estas no son otras que las protagonistas de los anteriores cuentos, Haydee, Maud, Clara, o Aurora, la alter-ego del director en “La rodilla de Clara”, ahora como prostituta en plena calle. Quizás toda una pista expresa a la propia conciencia del autor, que ha ido reflejando sutilmente durante sus filmes.
Ya la historia en sí, se podría resumir como la crónica de una adulterio,… o dos. En el despacho del joven abogado aparece un día de improviso Chloe, una antigua amiga, soltera, liberal y con pocos prejuicios para las relaciones carnales. Poco a poco, la relación inicialmente distante, temerosa más bien, por parte de Frederic, de un desenlace comprometido, se va acercando, hasta que los deseos de mantener una relación sexual con Chloe se hacen irresistibles.
Paralelamente a la tórrida aventura de pasión contenida, Rohmer nos muestra la vida convencional y monótona, pero cómoda moralmente, de su matrimonio, siempre amable y correcto. Pero con continuos detalles de escapismo por parte de Heleine, y evidentemente de él mismo, “después del mediodía”.
En la escena crucial en la que Chloe se le ofrece, y él parece claudicar a sus instintos, en el último momento, huirá desenfrenadamente a refugiarse en su hogar, en los brazos de su esposa. Ésta, sorprendida o más bien con algún remordimiento, en una escena similar al final de “Mi noche con Maud”, (acariciándose el anillo de casada), nos deja adivinar a los espectadores, –no al marido–, que ella también ha mantenido una historia paralela.
En un final donde prima la aparente reconciliación con la moral establecida, como en todos sus cuentos morales, Rohmer deja entrever un futuro nefasto, lleno de más mentiras, posturas acomodaticias y moral de escaparate.