DIRECTOR: Saura, Carlos
PAIS: España
AÑO: 1987
DURACION: 151 min
INTERPRETES: Omero Antonutti, Ines Sastre
Película considerada como una «superproducción», con la que Saura se aleja momentáneamente del estilo formal obligado por las producciones de presupuesto limitado, y después de una serie de trabajos con escasa repercusión tanto en la crítica como en la taquilla.
Está basada en la novela de Ramón J. Sender «La aventura equinoccial de Lope de Aguirre» que relata la expedición de Pedro de Ursua en busca de El Dorado en plena conquista americana.
La mítica utopía se puede explicar a través de opiniones como: «El mito de El Dorado ha sido, quizás, el mayor experimento realizado para saber lo que el hombre es capaz de hacer en una situación límite, cuando persigue un techo inalcanzable» (Manuel Lucena). «Quizás El Dorado sea el símbolo del deseo humano, un lugar inexistente, al que nunca llegamos, y en alcanzar el cual se nos va la vida, pero logramos otras cosas que nos sorprenden y van conformando nuestra historia» (Blas Matamoros) «No existe ningún El Dorado, ni en la vida ni en la muerte, solo existe su búsqueda”. (Howard Hawks).
Pero dentro del enfoque intimista y personal que Saura pretende en todos sus filmes, hay un problema más interesante en Lope de Aguirre: ¿Que sucede cuando una persona, ya cansada, ha de olvidarse de sus sueños para conformarse con algo más inmediato, como el poder aquí y ahora?, ¿Que tipo de renuncias y pactos se ha de estar dispuesto a establecer para ello y que maquinaria se ha de poner en movimiento para conservarlo?. Por no hablar del contrapunto femenino, el recorrido paralelo que se adivina desde la inocencia de Elvira, al compulsivo uso que del sexo ha de hacer Ines de Atienza.
Según el propio Saura: «Se podrían trasladar los problemas de Aguirre a cualquier político actual. La diferencia es que entonces se solucionaban estos casos con un acto de violencia brutal y ahora los métodos son más sutiles. Pero la mecánica para llegar al poder es la misma«.
Cinematográficamente, Saura, ensaya con esta “superproducción” el encuentro con su “El Dorado” particular, que, como todo mito, resultará fracasado; resultará, a la postre, un simple eslabón más en la larga búsqueda de una identidad perdida tras el final de una guerra, que se haya ganado o se haya perdido, se ha cobrado la razón de ser de quienes se han entregado en ella. La figura magistral del Saura del franquismo llega, paradójicamente, en su más costosa producción, a desvelar su desencuentro con los principios artísticos que consolidaron en su día su reconocida y acreditada carrera cinematográfica.