Frenesí

DIRECTOR: Hitchcock, Alfred frenesi.jpg
PAIS: USA
AÑO: 1972
DURACION: 100 min
INTERPRETES: Jon Finch, Alec Mc Cowen, Barry Foster, B. Leight

En plena década de los setenta, habiendo soportado el fenómeno de la contracultura americana, y el auge de las nuevas tendencias europeas, con el intelectualizado “cine de autor” o los planteamientos inmediatos y directos de la “nouvelle vague”, el estilo Hitchcock, paso a quedar anticuado, a la espera de que el transcurso del tiempo lo destruyera o lo elevase al rango de clásico, como así ha sido.

No obstante, y después de sus últimos fracasos, propiciados por los avatares de las modas, y porque no, del lógico agotamiento en una obra tan extensa, Hitchcock, desde su Inglaterra natal, rueda “Frenesí”, y esta vez el éxito si le va ha sonreír. Quizás como un presagio a su entrada en la historia de los grandes del cine.

Adaptándose en muchos conceptos estéticos a la forma de hacer europea, sobretodo prescindiendo de los trasnochados sistemas de rodaje en estudio, habituales en Hollywood, la película recoge, a modo de compendio, todas las temáticas personales del maestro del suspense.

En un espléndidamente recreado Londres, comienzan a aparecer jóvenes mujeres violadas y estranguladas en siniestras circunstancias. Un antiguo oficial del ejercito, de carácter brusco y violento, por azar, resultará el principal sospechoso. Nuestro protagonista, se verá obligado a huir de la justicia y ser él mismo quien aclare el enredo.

Como se puede apreciar, en su penúltimo trabajo, Hitchcock, hace hincapié en la falsa realidad que ofrecen las apariencias (Sospecha, La sombra de la duda, El hombre que sabía demasiado); en la angustia del injustamente perseguido, que tiene que convertirse en perseguidor para salvarse (39 escalones, Sabotaje, Con la muerte en los talones); en el interés por poner de manifiesto las represiones y obsesiones sexuales que genera la educación occidental (Atrapa a un ladrón, Vértigo, Psicosis, Marnie). Todo ello sin olvidar el personal toque irónico, en este caso haciéndolo incidir en el matrimonio del inspector de policía, con lo cual, aprovecha para recalcar, en un solo trazo, su escasa confianza en las instituciones oficiales (matrimonio, policía, justicia, …).

En definitiva, estamos, ni más, ni tampoco menos, ante un filme clásico del entretenido, irónico y siempre intrigante Alfred Hitchcock, que por desgracia, nos recuerda y nos augura el final de una tan brillante como prolífica carrera.

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