DIRECTOR: Rohmer, Eric
PAIS: Francia
AÑO: 1970
DURACION: 95 min
INTERPRETES: J. Claude Brialy, Aurora Cornu, Beatrice Roman
Quinta película en la que Rohmer continúa completando su ciclo de “Cuentos morales”. Ciclo que gira siempre en torno a los principios éticos y sociales del protagonista, que se enfrentan de improviso y por azar, ante situaciones generadas por sus sentimientos materiales y contrapuestos a sus ideas intelectuales.
En “La rodilla de Clara”, Jerome (el “donjuan” Romehriano en esta ocasión), se desplazará a Talloires, una villa de vacaciones, junto a un lago suizo, para vender su casa de verano, ya que se dispone a contraer matrimonio en la lejana Suecia.
Casualmente, se encontrará con Aurora, una vieja amiga escritora, a través de la cual, Rohmer, utilizando el personaje como alter-ego, explorará la vida y las reacciones de Jerome.
Aurora vive alquilada en una habitación de la casa de una mujer viuda con dos hijas, Laura de diez y seis años y Clara algo mayor. Jerome, incitado por Aurora/Rohmer, conocerá primero a la pequeña Laura, una niña que se enamorará espontáneamente del maduro treintañero, y que éste, alagado (y excitado), le seguirá el juego, aunque evidentemente reprimido por la excesiva juventud de la chica.
Al conocer más tarde a Clara, la situación cambiará por completo, Jerome se verá atraído sexualmente por la delicada joven, veinte años menor que él. Aunque ésta, totalmente entregada a su novio, un muchacho de su misma edad, no prestará ninguna atención al adulto forastero.
Nuestro protagonista, pues, se moverá entre la vanidad de su pírrica conquista con la adolescente Laura, y la frustración de su verdadero deseo, Clara.
No obstante, la embriaguez de sus apetitos más primarios, frente a las hermanas “lolitas”, estará siempre presidida por la fotografía de su novia formal, ausente en cuerpo, pero nunca en espíritu.
Con la exquisitez que caracteriza al director francés, en esta ventura vacacional vuelve a enfrentar a su personaje ante el dilema, entre la atracción sensual, y la seguridad de la moral tradicional.
Lo que en otros cuentos morales se divide entre la pareja oficial y la aventura sexual, aquí, esta última se desarrolla con dos matices añadidos, el más atrevido puede ser la edad de las muchachas objeto del deseo, deseo natural y obvio ante la belleza y la juventud de las hermanas, pero fuertemente rechazado por las normas sociales. Por otro el desdoblamiento de la actitud de la mujer apetecida, en este caso en dos personajes: la aceptación de Laura, quién aparentemente no es la elegida, y el rechazo de Clara por la que sí se siente fuertemente atraído.
La imposibilidad de sus reprimidos sentimientos, ante la evolución de las actitudes de las jóvenes, acabará devolviendo a nuestro “conquistador” al convencional refugio del matrimonio. Y los devaneos juveniles quedarán para la juventud.