DIRECTOR: Pasolini, Pier Paolo
PAIS: Italia
AÑO: 1974
DURACION: 122 min
INTERPRETES: Franco Citti, Tessa Bouche, M Climenti, F. Merli
Como un oasis aparece la “Trilogía de la vida” en la obra de Pier Paolo Pasolini. Aunque no es la primera vez que acude a la literatura clásica, ahora lo hace de una forma irreconocible. No tanto en su trasfondo, como en sus formas suaves y bucólicas.
En este caso, “Las mil y una noche”, que cierra el ciclo, se basa en la más conocida colección de cuentos orientales del mismo nombre. No podemos hablar de adaptación, puesto que ni la extensión del original, ni la intención del director lo permitirían. Así que nos quedaremos en una interpretación personal, utilizada para exponer un estado emocional, que extrañamente, parece traslucir una paz interior poco común en la obra del controvertido director italiano.
La película, con referencia al libro, se salta el principal hilo conductor, para elegir libremente los cuentos afines a su discurso, enlazándolos unos con otros, de manera que conforman un mosaico idílico sobre el amor y la sexualidad.
Un concepto personal de relaciones, que dista diametralmente de la ética conservadora, y que aquí Pasolini aprovecha para disfrazarla de oriental. El amor, pues, es apasionado hasta la muerte, es fiel a la vez que promiscuo, el amor es sexo, y naturalmente el amor también pretende ser libre.
Tan utópicas teorías en el entorno cultural judeocristiano, se ven reflejadas con una fotografía extraordinariamente cuidada, unas localizaciones exóticas y bellísimas, unas escenas plagadas de perfectos cuerpos desnudos (masculinos sobretodo, naturalmente). Lo que hace de la narración un bonito cuento para adultos refinados de sexualidad ambigua.
A la vista de sus anteriores trabajos, y sobretodo de la espeluznante película posterior a ésta, –“Saló, o los últimos días de Sodoma”–, solo nos queda pensar que el comienzo de los años setenta supuso para Pasolini una efímera etapa de felicidad interior, que no habría de durar, y de la que no tardaría en renegar personalmente.